¿Qué es la realidad?

La respuesta es muy compleja por la diversidad de aproximaciones para intentar describir lo que es. De manera inicial, podemos decir que la realidad es todo lo que hay, lo que hubo y lo que habrá, pero, ¿qué es eso? En un sentido materialista, la realidad es todo eso que estimula nuestros sentidos para poder ver, oír, sentir, oler o degustar. De manera idealista, es la multiplicidad de conceptos abstractos que logramos estructurar a partir de nuestra percepción o consciencia individual.

La realidad se desprende de lo real, que es todo lo que existe, ya sea perceptible o no por cada uno de nosotros. Lo real es el potencial para ser y la realidad es la existencia verdadera y efectiva de algo o alguien.

Con base en las infinitas posibilidades de lo real, se puede construir la realidad integrando experiencias a partir de fenómenos o ideas compartidas; de esta forma existen los números, las matemáticas, los alfabetos y los textos, entre otras cosas, que forman parte del acervo de conocimientos humanos creados a lo largo de la historia. El rojo es rojo y el sillón también lo es porque compartimos la misma abstracción de lo real cuando tú y yo ponemos nuestra atención en ello, así, las personas compartimos una misma realidad.

Jacques Lacan

Psiquiatra y psicoanalista francés.

Reflexión: “Lo real en sí mismo no tiene sentido: no tiene verdad para la existencia humana. Es el discurso el que introduce la dimensión de la verdad en lo real.”

La realidad tiene relevancia y cobra fuerza en la medida que se comparten las evidencias de su existencia entre un mayor número de individuos. De tal forma que la existencia del dinero, los diamantes, las naciones, el sol y la luna se convierte en parte de la realidad y se asumen como la verdad.

La concatenación de las diferentes realidades ha ido confeccionando sistemas complejos de relación humana que conforman la cultura de cada grupo social, incluyendo sus creencias, dogmas y costumbres compartidas. De esta manera, oscilamos entre sociedades monoteístas y politeístas, monogámicas y poligámicas y, en épocas actuales, entre grupos heterosexuales y los que se identifican bisexuales, pansexuales o asexuales, entre muchas otras formas de expresión identitaria.

Hay realidades o verdades compartidas que, en la sociedad moderna, son muy poderosas debido a que una gran masa de individuos las comparten y las practican sin distinción de nacionalidad, credo, religión, raza o género. Por ejemplo, en el ámbito de los negocios creemos que la generación de riqueza es la razón de ser de las empresas y buscamos afanosamente el crecimiento continuo e ilimitado de nuestras organizaciones. Siempre queremos más y estamos ciertos de que la competencia nos hace mejores, ya que nos impulsa para ganar a toda costa siempre. Si no ganamos, estamos seguros que perdemos en el pequeño espacio de realidad en el que nos movemos. Ser el más grande, el líder del mercado y el mejor son las bases de nuestras aspiraciones empresariales, pocas veces nos detenemos a reflexionar sobre lo real, es decir, sobre lo poco convencional, lo emergente, lo potencial y todas las oportunidades que en ello podemos encontrar. En resumen, la verdad de la idiosincrasia empresarial en el mundo actual está llena de clichés que incentivan la competencia irracional y son pocos los emprendimientos que promueven la colaboración y la creatividad.

Las corrientes de pensamiento en la sociedad actual que promueven el consumismo, la acumulación, el individualismo, el egoísmo y la guerra deben encontrar contrapesos efectivos antes de que terminemos con nuestro ecosistema y con la vida en todas sus formas de expresión.

Lin An

Taoísta anónimo

“La gran mayoría de las personas, qué vacías y mal se sienten, porque usan las cosas para deleitar su corazón, en lugar de usar su corazón para disfrutar de las cosas.”

¿Qué es más utópico: creer que podemos cambiar al mundo o que el mundo actual tiene futuro?

Una utopía tiene dos sentidos de entendimiento según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. El primero es “un plan, proyecto, doctrina o sistema deseables que parecen de muy difícil realización”; el segundo, se concibe como “la representación imaginativa de una sociedad futura de características favorecedoras del bien humano”, esto es, una sociedad tan perfecta e idealizada que es prácticamente imposible llegar a ella.

Materializar ideas utópicas es muy complicado porque, como lo hemos descrito anteriormente, el peso del statu quo en la forma de aceptar y estructurar la realidad de las mayorías es aplastante ante las nuevas propuestas que pueden amenazar la continuidad de los usos y costumbres en las sociedades.

Anónimo

“Cuando se vierte agua en el suelo, esta evita las partes secas y va hacia las que están húmedas. Si dos troncos se colocan en el fuego, este evita el mojado y enciende el seco. Todas las cosas rechazan lo que es distinto y siguen lo que es igual.”

Sin embargo, a lo largo de la historia también hemos visto que las utopías han sido el origen de movimientos populares para la emancipación de los olvidados, de los oprimidos y los marginados. Las ideas de transformación y evolución que han permeado en amplios sectores de la población mundial, o de algunas regiones o países, han logrado generar contrapesos que dan cierto equilibrio a las tendencias depredadoras del capitalismo y el totalitarismo que distinguen a la sociedad moderna. A pesar de que las utopías ofrecen narrativas novelescas o ficticias, también tienen funciones que van más allá del simple entretenimiento, como las siguientes:

  • Función orientadora. Aunque la utopía en su conjunto pueda verse como un sueño inalcanzable, suelen ser útiles para señalar la orientación que deben tomar las políticas públicas en un Estado nación o en el mundo entero.
  • Función valorativa. Las utopías no sirven para construir mundos ideales, pero permiten comprender mejor el mundo en el que vivimos o los valores fundamentales de las comunidades que lo integramos.
  • Función crítica. Nos permiten comparar la realidad contra lo real para descubrir las limitaciones y las cotas de justicia y bienestar social que queramos lograr.
  • Función esperanzadora. Los seres humanos somos esencialmente seres utópicos. Por muy injusto y desolador que sea el contexto actual, siempre será posible imaginar y construir uno mejor.

La tendencia, en las condiciones de vida actual y hacia el futuro, bajo las condiciones del sistema político y económico prevaleciente, es inviable. La erosión paulatina de la tierra; la explotación desmedida en el uso del agua; la deforestación de bosques y selvas; la contaminación de lagos y mares; el calentamiento global; la brecha de desigualdad; las condiciones de pobreza extrema; la acumulación insultante de la riqueza; el engaño como pauta publicitaria; la simulación como ejercicio político, la corrupción como medio de emprendimiento, el individualismo exacerbado y la superficialidad en el juicio práctico de la mayoría de los individuos faltos de criterio y otras formas de abuso y manipulación de la consciencia, nos tienen soportando una distopía disfrazada de progreso que, lejos de poder revertirse, parece que se acelera día con día.

PijamaSurf.com

“La distopía es una visión hiperbólica, una exageración que muestra lo que podría ser. Esa es su debilidad y su fuerza: logra mostrarnos con toda crudeza cómo los sistemas de dominación se van perfeccionando para subyugar nuestra individualidad, pero la realidad es más sutil, no muestra los colmillos, es cada vez más como una distopía que se esconde detrás de una brillante envoltura de utopía.”

La única alternativa para dar viabilidad a la vida del planeta y de todos quienes lo habitamos es pensar, diseñar, proponer y propagar ideas utópicas que nos ayuden a adoptar nuevas escalas de valores éticos y morales que orienten nuestras acciones individuales y colectivas.

Revisemos el siguiente esquema para comparar algunas frases que describen el momento distópico actual con algunas propuestas utópicas que puedan reorientar el futuro de la humanidad:

¿Tú qué piensas?, ¿crees que el mundo tiene futuro bajo la dinámica de los sistemas actuales o será indispensable proponer utopías que nos ayuden a cambiar la realidad para dar viabilidad al futuro del planeta y sus sociedades?