Según estadísticas del censo económico 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México 1 de cada 3 pymes cierra al año de su fundación y solo 1 de cada 10 logra trascender una generación.

Las dificultades de las pymes para sobrevivir

El contexto actual de la economía y de la forma de hacer negocios está en una etapa de transición. El capitalismo corporativo ha llegado a su máximo nivel de acumulación de activos en todas las industrias del mundo, como en la extracción de materias primas, la agroindustria, la farmacéutica, la tecnológica y de telecomunicaciones, entre muchas otras.

Las empresas más preponderantes del mundo forman parte de oligopolios controlados por los grandes fondos de inversión como BlackRock, The Vanguard Group o Fidelity Investments, quienes ocupan los tres primeros lugares, respectivamente, por el tamaño de activos que gestionan. Es importante saber que estas compañías de inversión se fundaron hace relativamente poco (algunas no superan los 50 años de antigüedad) y desde entonces han crecido de manera descomunal tomando el control de muchas de las empresas más relevantes y de industrias enteras.

El control de los fondos de inversión privados en casi todas las industrias y su intervención económica y política en las empresas dominantes en el mundo no permite el crecimiento o surgimiento de nuevas empresas o modelos de negocio que compitan con estos grandes oligopolios conformados por empresas supuestamente antagonistas o competidoras.

¿Sabías que Coca Cola y PepsiCo son propiedad de los mismos dueños?

Por supuesto, estas dos empresas dominantes en la industria de las bebidas carbonatadas —entre otras categorías de productos que han ido aglutinando en sus portafolios— no son competidores, atienden intereses comunes. The Vanguard Group es el principal accionista de las empresas más preponderantes de la industria de alimentos, bebidas, cuidado personal y medicamentos de libre venta, lo que consolida un enorme oligopolio en productos de alto consumo cotidiano. Veamos qué empresas del sector controla este grupo de inversionistas:

El poder financiero de las grandes corporaciones de alimentos ultraprocesados, bebidas alcohólicas, tabaco y fármacos suele imponerse al poder político del Estado para influir en la definición y aplicación de leyes que regulen las sustancias o ingredientes con los que fabrican sus productos. Esta circunstancia, atenta contra la salud y la vida de millones de consumidores de estos productos; si quieres conocer los entramados de influencia que los oligopolios han construido en México, te compartimos el documental “El peor de los mundos” donde se explica claramente este fenómeno.

Esta es una pequeña referencia del tipo de oligopolios que se han creado a lo largo de los años. Sin embargo, lo mismo pasa en otras industrias como la energética, minera, telecomunicaciones, retail y la de tecnología, por mencionar algunas. En casi todas las industrias, los oligopolios que dominan el mercado son respaldados por grandes capitales emanados de fondos de inversión.

Después de la “pandemia” por el COVID-19, la acumulación de la riqueza en la oligarquía mundial se acentuó aún más. Si quieres saber más detalles al respecto, te recomendamos leer la siguiente nota: La pandemia del engaño: ¿quién gana y quién pierde?

Esta circunstancia de dominio y acumulación de poder en las élites socioeconómicas del mundo, sumado a la inmediatez que nos impone la sociedad de consumo, provoca que los emprendimientos cada vez sean menos, de los que nacen, sobreviven muy pocos y, casi ninguno, verá continuidad y trascendencia en la próxima generación.

En la industria del retail, una gran mayoría de las pymes surgen como proveedores para los oligopolios, por ejemplo, ofreciendo servicios de transportación, distribución, promoción o publicidad, entre otros. Lograr un contrato de servicios, con cualquiera de las grandes corporaciones del sector, es una aspiración legítima de cualquier pyme; sin embargo, las oportunidades son escasas, la competencia es numerosa y los procesos de adquisición son opacos.

Pocas son las pymes que apalancan su crecimiento en ofertas de valor innovadoras porque implica mayor riesgo, esfuerzo y creatividad. Entonces, las condiciones del entorno hacen muy vulnerables a las pymes, son como pequeñas tortugas recién nacidas que, permanentemente, estarán acechadas por cientos de depredadores durante toda su vida; para sobrevivir, alcanzar la madurez y trascender, las pymes requerirán mucha suerte para ser la excepción en una economía capitalista donde la regla es que el pez grande se come al pequeño.

La alternativa de evolución para las pymes

La principal motivación de los emprendedores es crear un activo que genere ganancias económicas acumulativas de largo plazo. El paradigma del emprendedor exitoso es aquel cuyo proyecto crece continuamente y genera altos dividendos en pro del patrimonio personal de los dueños y accionistas. Así está definido el statu quo en la economía capitalista. Sin embargo, como lo describimos antes, las circunstancias actuales reducen las posibilidades de éxito para las pymes, por lo tanto, la alternativa implica un cambio de fondo en el enfoque y motivaciones de los emprendedores.

La alternativa es cambiar el paradigma económico capitalista actual, orientado a la acumulación de riqueza, por una economía social de mercado (ESM) o también conocido como capitalismo social. Este modelo económico no es una idea experimental de futuro con altas dosis de idealismo utópico, al contrario, desde hace casi un siglo y hasta nuestros días, varias sociedades se han desarrollado con base en dicho modelo. Los primeros en implementarla fueron los alemanes, más tarde Austria y, paulatinamente, muchos otros países europeos. En la actualidad se encuentra consagrado nominalmente como el modelo económico para toda la Unión Europea en el Tratado de Lisboa.

Después de perder dos guerras mundiales, la sociedad alemana quedó devastada y dividida políticamente. Bajo esa trágica circunstancia, un grupo de pensadores y economistas germanos, opuestos al liberalismo económico clásico y al socialismo, definieron el modelo de la ESM en dos ejes fundamentales: a) garantizar la competencia abierta para el crecimiento económico y b) políticas estatales que procuren el bienestar (o progreso social) para todos.

Podemos decir que la economía social de mercado plantea una tercera vía entre el capitalismo y el socialismo. Se trata de buscar crecimiento económico, pero también justicia y equidad social. El Estado (conformado por la sociedad y su gobierno) tendrá como prioridad incentivar la competencia en el mercado, de forma tal, que sea imposible que emerjan monopolios u oligopolios, que destruyan las ventajas del libre mercado y que afecten la gobernabilidad, debido a que el poder económico también puede ser utilizado contra el poder político.

Para que las sociedades en el mundo transiten desde el capitalismo hacia la ESM hay dos motores de impulso:

  • Diseñando e implementando políticas públicas que permitan el libre mercado y la competencia. Desafortunadamente, este motor tiene muchos “entuertos” derivados del dominio del poder económico sobre el poder político. Las grandes compañías oligopólicas cabildean en las altas esferas de los gobiernos para influir en leyes y normativas, buscando favorecer su dominancia en el mercado.
  • Impulsando emprendimientos sociales que promuevan la economía colectiva en diferentes escalas, poniendo en el centro al consumidor y orientando las estrategias comerciales en medir y satisfacer la demanda. Este motor no es sencillo de activar porque implica para los fundadores, renunciar a la acumulación de la riqueza y promover la retribución equitativa de las ganancias, no solo con los socios y accionistas de la empresa, también con los colaboradores y, sobre todo, con los consumidores o usuarios de los productos y servicios que se ofrecen.

Müller-Armack

Economista, sociólogo y político alemán, 1902-1978.

“Hablamos de ‘economía social de mercado’ para distinguir esta tercera forma de política económica. Esto significa, que la economía de mercado nos parece necesaria como el esqueleto portador de un futuro orden de economía, sólo que éste no debe ser una economía de mercado liberal sin ningún control, sino una economía de mercado dirigida conscientemente por lo social”

¿Cómo materializar emprendimientos sociales?

Si bien el contexto es complejo para las pymes, siempre existirán alternativas, pequeñas grietas y desconexiones sistémicas que se pueden aprovechar para desarrollar emprendimientos con enfoque social.

 En los últimos 40 años, hemos visto cómo empresas nacidas en el garage o en los laboratorios universitarios utilizaron la tecnología para proponer proyectos que rompieron los esquemas tradicionales para hacer negocios; empresas como Apple, Alphabet (dueña de Google), Meta (dueña de Facebook) o Microsoft, en su momento, irrumpieron en la vida cotidiana de las personas. Muchos pensamos que serían empresas que cambiarían el modelo económico, dado que en sus inicios fueron disruptivas y estaban enfocadas en beneficiar al consumidor de sus productos y servicios. Sus fundadores eran vistos como genios revolucionarios que impulsarían la evolución de la humanidad. Sin embargo, sucumbieron ante el poder económico de los fondos de inversión capitalista, se volvieron multimillonarios y sus empresas terminaron como instrumentos poderosos para acelerar la cultura consumista, el mercantilismo de datos y la brecha de desigualdad social en el planeta.

 ¿Qué habría pasado si alguna de estas empresas se hubiera mantenido con un espíritu revolucionario? Probablemente, hoy no existirían, ya que hubieran sido objeto de sabotaje, censura y ataques para destruirlas. Algunas veces, me he preguntado si los precursores de las redes sociales como Napster o MySpace dejaron de ser populares por resistirse a los embates de los grandes fondos de inversión, es decir, se negaron a ser comprados y firmaron su sentencia de olvido popular. En un ambiente capitalista voraz como el actual, un emprendimiento social de origen, muchas veces, termina en la disyuntiva de las propuestas irresistibles de “plata o plomo”; así operan los oligopolios y los carteles que dominan el mundo.

El momento actual del planeta requiere equilibrios en todos los aspectos, desde el ámbito social hasta los relacionados con la explotación racional de recursos naturales y el respeto al medio ambiente en todas sus formas de vida. Los emprendedores sociales tenemos un reto más complejo porque no se trata solo de generar riqueza, se trata de crear conceptos que armonicen la economía local, nacional, regional y mundial. Cambiar el estereotipo del éxito en los negocios es un imperativo social, debemos valorar otros aspectos en las empresas más allá del valor financiero, por ejemplo: la reputación de las marcas, la responsabilidad social, la promoción del consumo consciente y el retorno de beneficios económicos hacia la base productiva de las empresas.

 Es probable que después de leer esta nota, tengas más preguntas que alternativas claras de cómo orientar tu empresa actual o cómo matizar tu idea de negocio. Un principio básico que te puede ayudar para darle el fundamento social a tu proyecto es replantear tu propuesta u oferta de valor, priorizando y privilegiando el beneficio colectivo y luego encontrarás muy fácilmente la retribución económica personal.

¡Sigamos adelante!