En la nota:
Diversos enfoques de liderazgo
La globalización de los mercados ha transmutado los antiguos órdenes económicos, sociales, políticos y culturales. Es imprescindible hacer ajustes al interior de las instituciones y organizaciones, particularmente, en lo relativo a la tarea directiva empresarial. Los modelos empresariales fueron diseñados para enfrentar y resolver problemáticas particulares en su momento, los cuales no necesariamente se adaptan a la realidad actual, ahora se requieren respuestas efectivas, repensar las actitudes de los líderes, simplificar procesos, enfocar actividades y reinventar las estructuras organizacionales para alinearlas a las nuevas condiciones de los mercados, dada la competencia feroz y mutante. El mundo globalizado parece haber perdido los valores humanistas, pues la mayor parte de la sociedad se ha dejado dominar por el consumismo, el hedonismo y el individualismo egoísta.
Abajo les comparto el fragmento de la entrevista por si les interesa:
Políticamente incorrecto – opinión sin filtro
Es claro que no encontraremos referencias a un líder que se haya equivocado. Los líderes no se equivocan, son perfectos y sólo cuentan sus tropiezos y errores cuando la historia tiene un final feliz, porque un líder es siempre una persona de éxito, con resultados plausibles que provocan la admiración del mainstream empresarial y son referencias obligadas de las escuelas de negocios. El liderazgo está empapado de testosterona porque se entiende al “líder” como un macho alfa dominante con habilidades sobrenaturales que es capaz, él solito, de arrear al rebaño hacia niveles de desempeño superlativos. Los sitios web y publicaciones de negocios están atiborrados de historias que responden a este arquetipo rancio y elitista. ¿Has visto cómo se proyectan los líderes en las entrevistas? Visionarios, frescos, sagaces, rápidos de mente y siempre bajo control; por supuesto, no puede faltar la pierna cruzada, sentados cómodamente en el sillón del escenario. Este retrato plástico del líder, muy promovido por la (in)cultura del management, siempre ensalza atributos que tienen todo que ver con competir y muy poco con colaborar.
Los referentes del viejo liderazgo mayormente son personajes con visión bélica, astucia competitiva, pragmatismo cínico y habilidades portentosas para hacer trampa y sacar ventaja en la primera oportunidad.
Liderazgo humanista
En el mundo de los negocios nadie puede negar el papel protagónico que desempeñan los líderes como guías de las organizaciones para lograr la productividad y competitividad anheladas que resulten en la permanencia y el éxito de la empresa. El dilema está en decidir qué tipo de líder ser o en identificar a qué líderes seguir, pero esencialmente nos topamos con la siguiente disyuntiva: ¿conseguir el éxito económico de la empresa a como dé lugar o lograr las metas en conjunto para el bien común de la organización y sus stakeholders?
La creencia fundamental de los negocios sostiene que la empresa es una organización social puramente utilitaria y se argumenta que su única finalidad consiste en generar beneficios económicos para los dueños y accionistas. Esta visión supone que las personas que prestan sus servicios no son más que instrumentos y herramientas de producción.
- Coherencia. Siendo consistente con sus pensamientos, dichos y acciones, manteniéndose fiel a los principios y valores organizacionales sin cambiarlos o intentar matizarlos en cuanto aparezcan los primeros obstáculos.
- Convicción. Una clara visión del futuro alimentada por su optimismo para contagiar, inspirar y motivar al resto de los colegas y lograr los objetivos propuestos empleando medios éticos.
- Credibilidad. Actuando de manera íntegra, anteponiendo los principios éticos a los beneficios personales de tipo económico.
- Confianza. Siendo confiable cuando se compromete a llevar a cabo una labor, así como depositando su fe en el resto de los colegas.
- Comunicación. Particularmente, en la definición de objetivos concretos y específicos que involucren a todas las partes de la organización para alcanzar la prosperidad económica de la empresa para el bien común.
- Compromiso. Involucrándose activamente para llevar a cabo su labor de manera oportuna y profesional, evitando justificaciones o pretextos.
- Conciencia. Sabiendo que es parte de un equipo y que su contribución personal, sumada a la de los demás, genera beneficios exponenciales.

